El presidente Donald Trump inició una gira oficial por el Medio Oriente, con la primera parada en Arabia Saudita, uno de los principales aliados árabes de Estados Unidos en la región.
Durante la visita, Trump propuso expandir los Acuerdos de Abraham, firmados originalmente en 2020, para incluir a países como Siria y Arabia Saudita, con el objetivo de normalizar relaciones diplomáticas con Israel.
Trump presionó al príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, para que su país se una a los Acuerdos de Abraham. Sin embargo, Arabia Saudita reiteró que solo considerará la normalización con Israel tras la creación de un Estado palestino independiente y la resolución del conflicto palestino.
Además de la diplomacia, Trump llevó propuestas de inversiones estratégicas, que podrían inyectar hasta 600 mil millones de dólares en la economía estadounidense, enfocándose en sectores como energía, defensa, inteligencia artificial y tecnología avanzada. El paquete incluye alianzas con empresas y fondos soberanos del Golfo, así como proyectos de infraestructura y exploración de minerales críticos.
En un encuentro histórico en Riad, Trump se reunió con el nuevo presidente interino de Siria, Ahmed al-Sharaa, marcando el primer diálogo de alto nivel entre ambos países en 25 años.
Trump incentivó a Siria a unirse a los Acuerdos de Abraham y reconocer a Israel, a cambio del levantamiento de todas las sanciones estadounidenses, con la condición de que Siria colabore en la expulsión de terroristas y el control del Estado Islámico.
La decisión de levantar las sanciones a Siria generó controversia, ya que algunos analistas cuestionan la legitimidad del nuevo presidente sirio y advierten sobre un posible realineamiento de EE.UU respecto al eje Rusia-Irán-Siria.
Además, la exclusión de Israel en la agenda de visitas de Trump fue vista como un distanciamiento inusual hacia uno de los aliados históricos más importantes de EE.UU en la región.
La estrategia de Trump en el Medio Oriente se centra en el pragmatismo económico y geopolítico, apostando por alianzas con países estratégicos y acuerdos millonarios.
Sin embargo, la aproximación a líderes de reputación cuestionada y la ausencia de Israel en su itinerario han generado críticas y preocupación por la estabilidad regional.
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